No trato de presentar en este momento ninguna situación política de Bolivia, aunque tal vez pudiera haber algunas semejanzas. Y tampoco pretendo al comenzar mi colaboración en este diario digital superar el pensamiento del gran poeta Antonio Machado cuando afirmaba “Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres…” (A. Machado).
La única intención de este titular es recordar que Bolivia no está aislada de un contexto internacional problemático, difícil de solucionar, controvertido y plagado de violencias, al igual que otros países en nuestro planeta. Y uno de los grandes y tristemente célebres conflictos se produce desde hace setenta y dos años entre Palestina e Israel.
Por eso, el titular de hoy nos muestra dos afirmaciones que corresponden a dos perfiles: Donald Trump y el acuerdo del siglo. Mahmud Abás y la bofetada del siglo.
El primer perfil es más conocido: Donald Trump nació el 14 de junio de 1946 y es el 45.º presidente de los Estados Unidos de América desde el 20 de enero de 2017. Antes de entrar en la política, fue empresario y personalidad de la televisión. Como miembro del partido republicano poco o nada influyó en la política estadounidense, a no ser con sus aportes económicos. Y este año ha sido reelegido oficialmente como candidato republicano para las elecciones del próximo 3 de noviembre en Estados Unidos.
El actual presidente de Estados Unidos ha asegurado que bajo su mandato el país «resurgirá más fuerte» tras derrotar al coronavirus y ha acusado al candidato demócrata, Joe Biden, de rendirse a la pandemia y a China. «Venceremos al virus y resurgiremos más fuerte que antes», ha asegurado el presidente Trump ante el fervor y los aplausos de algo más de un millar de republicanos que han escuchado en directo sus palabras.
Trump representa a una derecha temerosa de cualquier movimiento social: “Estas son las elecciones más importantes de la historia, decidirán si salvamos el sueño americano o si permitimos que una agenda socialista derribe nuestro ideal”. Un discurso sobre el sueño americano demasiado repetido, pero que endulza los oídos de muchos bolivianos…
El segundo perfil: Mahmud Abás nació el 26 de marzo de 1935 y es el actual presidente de Palestina desde el 2 de junio de 2014, aunque ya anteriormente había militado en la Organización Palestina.
El ingreso de Abbas en el grupo político Al Fatah se produjo en 1965 y, al poco de emprender sus acciones guerrilleras anti-israelíes, adoptó un nombre de guerra compuesto con la partícula Abu, que significa padre.
En 1968 Abbas secundó al mítico Yasser Arafat en la decisión de integrar a Al Fatah en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la entidad que fungía como un gobierno palestino en el exilio, y aunque formó parte del primer Comité Central de Fatah y se integró en el Consejo Nacional Palestino (CNP) tardó unos años en destacarse en el liderazgo palestino, que desde 1967 tenía su base instalada en Jordania.
El presente de los palestinos atraviesa por el momento más decisivo y menos halagüeño desde los acuerdos de Oslo de 1993. En estos 27 años aquel histórico pacto ha servido a Israel de marco para incrementar la ocupación de las colonias judías en Cisjordania, incluida Jerusalén, y el futuro que se presenta a partir de ahora no puede ser más negro para los palestinos, al conocerse la existencia de una carta dirigida por Donald Trump a los líderes árabes. En la misiva el presidente estadounidense exige a sus destinatarios que apoyen el «acuerdo del siglo» sin reticencias y que fuercen a los palestinos a iniciar unas negociaciones con Israel sobre la base de ese acuerdo y bajo el patrocinio de Washington.
Los periodistas egipcios han recibido instrucciones del servicio de inteligencia sobre cómo hablar del “acuerdo del siglo”. No es extraño que el editor de un importante diario digital en El Cairo revelara que todos los editores egipcios han recibido una carta de los servicios de inteligencia egipcios en la que se les da instrucciones acerca de cómo deben informar sobre el “acuerdo del siglo”, qué pueden decir y de qué no se puede hablar. Es un acuerdo que permitirá que el estado judío siga expandiendo su dominio colonial y que borra cualquier posibilidad de establecer unas fronteras. Los países árabes saben perfectamente, tan bien como los palestinos, que es un acuerdo inaceptable en cada uno de sus apartados.
A sus 84 años, Abás ha estado al frente de la Autoridad Palestina desde la muerte de Yaser Arafat en noviembre de 2004, es decir desde hace más de tres lustros, y durante este prolongado lapso no ha hecho más que satisfacer las demandas de Israel, aunque él mismo, como todos los palestinos, veía que Israel no tenía la menor intención de abandonar los territorios ocupados.
El eje central de su política ha sido mantener la calma en Cisjordania a toda costa. Para ello ha colaborado estrechamente con el ejército israelí. Esta colaboración le ha permitido reprimir cualquier intento, por pequeño que fuera, de las facciones palestinas de resistir a la ocupación. Oficialmente Abás ha argumentado que la resistencia nunca da resultados.
El resultado es que Abás ha fracasado. Ahora, definitivamente abandonado por los países árabes y europeos, se encuentra ante la mayor disyuntiva de su historia y debería adoptar una decisión dramática, aunque no parece que esto congenie con su carácter. ¿Será en realidad el acuerdo del siglo? ¿O será un elemento distractivo, dado que este próximo mes de noviembre habrá elecciones presidenciales y Trump se presenta a la reelección?
Al igual que en el Medio Oriente, la influencia del país del norte en Bolivia es decisiva y mueve el tablero de mensajes, candidatos y opciones siempre a su conveniencia. Dos semanas antes de las elecciones en Estados Unidos, en nuestro país iremos a las urnas (si no se presenta ningún factor que cambie el rumbo de nuestro calendario) y a Trump le interesa que América Latina siga cumpliendo la doctrina Monroe de “América para los americanos”. Esperemos que aquí no se produzca la bofetada que denunció Mahmud Abás, aunque tampoco parece que vayamos camino de un gran acuerdo de este siglo.
Por: José Ros Izquierdo, presidente de FORMASOL